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martes, 9 de noviembre de 2010

Curiosidad, ideas y algo más

 
Curiosidad, ideas y algo más

Curiosidad. Intriga. Misterio. Sus ojos me llenan de sin saberes. Sus manos me impiden pensar en lo que hacen... me invitan a desconcentrarme... me invitan a desvariar, tomándolas, apretándolas, rozándolas y no soltándolas. Su cuello me invita a besarlo, morderlo, acariciarlo y no alejarme de él. Tus piernas. ¡OH TUS PIERNAS! Ellas, me invitan a posarme entre ellas, me piden a gritos, si a gritos, que por favor las tome, una a una y las despedace. Tus piernas me piden que las toque suave, lenta y tiernamente, que las recorra desde la punta de los dedos, que roce las plantas de sus pies, que suba por sus tobillos, que siga en sus pantorrillas. Que me quede en sus pantorrillas. QUE HERMOSAS PANTORRILLAS. Que llegue a las rodillas y que juegue un poco con ellas, para luego llegar a tus muslos… lo mejor del mundo, son duros, tiernos y sensuales. Tus muslos, casualmente son un camino, uno sin fin. Tus muslos me llevan a tu entrepierna. Tus muslos me llevan a tu corazón -¡Claro que al corazón! ¿Dónde más?- pero antes, obviamente debo besarte entera. Tus brazos, esas bellas ramas, que para nada son secas como las de un feo árbol, son preciosos, blancos, erizados. Me llenan la piel, me excitan tus brazos. Me impiden pensar libremente. Tus brazos, que separan tus manos de tus hombros, que me alejan de tus pechos, CÓMO!!?? Pero… pero… me gustan tus brazos… ¿me gustas?
Pensamientos. Ideas. Revolución. Tu cintura me da ideas geniales para actuar, me dice en silencio: “tómame”. Mientras yo, acariciándola, la traiciono con tus glúteos, que a su vez me miran de forma sensual, solicitando ayuda, necesita que quite el pantalón, para así dejar sin tapujos a su colega, esa que tanto me llama, me grita que debo entrar en ella. Pero yo, no le hago caso. Voy a tus pechos. Tus bellos pechos. Wow. Los tomo, los acaricio, los tomo, los beso, los rozo y los vuelvo a besar, mientras bajo y vuelvo a tu cintura. En realidad a tu ombligo, sigo bajando con mi boca. Bajo un poco más. Y otro poco. Ahora si ayudo a tu entrepierna. Bajo tu cremallera, quito tu botón. ¡Lo arranco! Bajo tu pantalón. Y te beso. Subo mi mirada y te sonrío. Tú no haces caso, miras con una carita que me apresura. Me precipita a escalar más que con la mirada. Me hace entrar en ti. Me hace penetrar la barrera de la lujuria. Nos hace ir más allá.
No sé si detallar todo. No sé si contar los que ocurrió en el colchón, en la mesa, en la silla de mi escritorio, en la cocina y en la lavadora. No sé si relatar cómo me gustó mirarla en ese momento, o contar cuánto disfruté el mirarla después de lo que ocurrió en el colchón, en la mesa, en la silla del escritorio, en la cocina y en la lavadora. No sé qué decir. No sé si ella estará feliz de que lo relate. No sé si ella estará feliz de que diga que nada pasó.
La miro ahora, y sólo quiero seguir. Quiero volver a besarla. Quiero volver a tocarla. No quiero despertar de este bello y ardiente sueño que nos une en la eternidad. No quiero alejarme de tu ser. No quiero salir de ti. No quiero que tu entrepierna se vaya de mi casa. No quiero que tú te vayas de mi casa. No quiero que esto se acabe. Quiero que el clímax sea eterno. Quiero que tus besos sean insaciables. Quiero que nuestras vidas no alcancen para el gozo de nuestros cuerpos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

wow..!

Boris Edgard dijo...

hay otras mucho mejores... deberías leer desde la primera publicación, hasta las actuales...

Anónimo dijo...

la imagen es de una película q creo te gustaría ver... (aunque tal ves ya la has visto...)se llama el diario de noa... te la recomiendo es buenicima, quien no quisiera una historia así...
=)

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.