¡Me sorprendió!
En algún lugar de este pueblo
oscuro y desolado,
un hombre de corazón destrozado,
de alma penante en vida
y totalmente desesperado,
está a punto de su historia terminar,
pues al frasco está sujetado,
cual borracho a la barra de un bar,
casi preparado para hacerlo
y siempre despuntado
al valor suficiente
para evitar el próximo final.
¡Me sorprendió!
Ya sólo ocurrió lo que no debía ocurrir,
la victoria se asoma
a su destino escrito con miedo,
a su camino rodeado de sombras.
Tras tragar y beber,
sin límite de cantidad
al pasar unos minutos de sanidad
un dulce sabor en sus labios
recorre sus sentidos,
su brazo izquierdo
se pone muy entumecido,
como si hubiera sostenido sobre la mesa,
un par de horas, un gran pesa.
Ya al momento final,
la cabeza se le vuela
y se pierde en las tinieblas,
el corazón se le aprieta y estruja
arrodillándolo al polvo,
arrodillándolo a la negra cara
de un muerte que no lo esperaba,
de verdad pensé que no lo lograba.
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