Rosa sin espinas
Bailando, delicada en el jardín,
indicando los colores
que lleva libre la vida hasta morir...
cantando las canciones
que nos hacen amores,
despedazando el corazón hasta sufrir.
Mimetizadas con las dalias
como puro cartón que ya está lejos
que ya no hace sufrir a mi atochado
-y siempre mal ponderado-
corazón.
Disfrutando de la magia
de haberme engañado un poco
de haber logrado un poco de dolor
-quizás un poco más que poco-,
y sufrimiento.
Bailas, como siempre, desnuda,
delicada en el jardín
encantándome con lo que ya no fue.
Cantas, como siempre,
las canciones que dediqué
a tu corazón que hoy me hace sufrir.
Me tocas con tu yugo
y me besas como mantis...
pero ya no eres la rosa
que con ansias me pinchaba.
Hoy eres rosa sin espinas
sin demonios y sin vida,
eres sólo tú y tu peso muerto,
un peso que quiso ser mío,
pero que hoy está tuerto…
un hueso para otro perro.
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