Vida otoñal
Se acrecienta el otoño entre las ramas
despellejando la vida en sus caídas,
en los golpes del niño que quiere pelear
y mis negros cigarrillos en llamas.
Camino por vereda tomado de tu cama
al abrigo de tus besos, tus sábanas,
en ellas no callas, me golpeas y me amas
con tus besos roseados en la almohada.
Despiertas mi otoño confundido por el café
arrancando la tristeza del verano,
augurando el mejor invierno que he pasado
para odiar la primavera y sus estragos.
Gracias por este abrazo, por la melancolía,
por darme tus brazos, dejando la agonía
cuando se despidió la cortesía
de nuestras vidas, de la negra apatía
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