Aquí estoy. Con mi estrella, con mi rosa
Aquí estoy,
hablando con una estrella,
si, ella, la más bella,
la que me lee, la que me sella y me estresa.
Si, mi mente cierra,
abre mis sentidos de par en par.
Mas mi mente, celosa, se querella
porque la “maldita estrella”,
me atropella,
como a mi estómago una paella
o una fea pelea en Marbella.
Y todo mientras vivo mi epopeya,
como gladiador en Pompeya,
persiguiéndola a ella:
la estrella más bella.
hablando con una estrella,
si, ella, la más bella,
la que me lee, la que me sella y me estresa.
Si, mi mente cierra,
abre mis sentidos de par en par.
Mas mi mente, celosa, se querella
porque la “maldita estrella”,
me atropella,
como a mi estómago una paella
o una fea pelea en Marbella.
Y todo mientras vivo mi epopeya,
como gladiador en Pompeya,
persiguiéndola a ella:
la estrella más bella.
Y… sigo aquí parado,
hablando con una rosa,
sí, con la más curiosa, la más celosa,
que con algarabía pomposa
me arrebata de lo hermosa
de lo amorosa, e incluso,
de lo tan ¡SEXOSA!
Me da igual su mente morbosa.
La veo, es preciosa,
cariñosa, sensual y peligrosa,
más no me importa,
pues también es graciosa,
mía, y me hace cierta cosa.
hablando con una rosa,
sí, con la más curiosa, la más celosa,
que con algarabía pomposa
me arrebata de lo hermosa
de lo amorosa, e incluso,
de lo tan ¡SEXOSA!
Me da igual su mente morbosa.
La veo, es preciosa,
cariñosa, sensual y peligrosa,
más no me importa,
pues también es graciosa,
mía, y me hace cierta cosa.
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